Ya hemos regresado a Santander, porque aunque aún nos quedan días de vacaciones a mis hijos y a mí (las mías forzadas, dicho sea de paso ya que estoy en el paro como muchísima gente más), es tiempo de empezar a preparar las cosas de regreso al cole.
Esta paella es de lo más simple, barata y sencilla, pese a todo, es una de mis favoritas, supongo que el día que pruebe una auténtica paella valenciana me dará un soponcio de gusto, ya que el arroz es una de las cosas que más me puede gustar. La hice con un buen arroz y con una bolsa de marisquitos congelados de los económicos, no creáis que me fui a por cigalas. Siempre suelo tener alguna bolsa en el congelador, ya que te sacan, como hoy, de más de un apuro, porque ha sido hoy cuando hemos llegado de Asturias, y comer, hay que comer.
INGREDIENTES
1 Pocillo de arroz por persona
1/4 de Cebolla pequeña
2 Dientes de ajo
1 Tomate pequeño
1 Bolsa de preparado congelado para paella.
1 Sobre de azafrán (yo uso azafrán molido de Mercadona)
Caldo de pescado
Vino blanco.
PREPARACIÓN
En una paella, sofreímos la cebolla y el ajo picados en brunoise.
Cuando ya hayan ablandado, añadimos el tomate rallado y medio pocillo de vino blanco.
Cuando se haya quedado seco de nuevo, añadimos el preparado de marisco y rehogamos un par de minutos como mucho y agregamos el arroz, rehogando de nuevo para que se impregne bien de los sabores de la paella. En un cazo tendremos hirviendo el doble de caldo de pescado que de arroz, y lo vertemos en la paella, removemos el arroz para que el caldo se introduzca bien por todas partes y ponemos al fuego al máximo durante los 15' primeros, y a continuación bajamos el fuego al mínimo hasta que se haya secado por completo el arroz.
Quitamos del fuego y lo tapamos (yo usé periódico para taparlo) y dejamos reposar mínimo media hora.
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