En homenaje a mi padre, que el día 19 cumplió 87 años, hice estas natillas que tanto le gustaron en vida.
No es mi postre favorito ni mucho menos, de cuchara podría decir que es el arroz con leche, que me lo como hasta caliente y con pan. Por esta misma razón no soy muy de hacer natillas y podría decirse que hasta soy neófita en este postre.
INGREDIENTES
6 Huevos
La mitad de lo que pesen los huevos, en azúcar
Leche.
Un poco de extracto de vainilla (o de café).
Para el caramelo
150gr de azúcar
100ml de agua.
Un poco de zumo de limón
PREPARACIÓN
No pongo cantidad de leche ya que lo hice a ojo y utilicé justo la necesaria para espesar.
Separamos las claras de tres huevos y junto a los otros tres y el azúcar, batimos enérgicamente hasta que crezca en volumen y blanquee.
Mientras tanto ponemos la leche al fuego con la vainilla y cuando esté a punto de hervor, la vamos añadiendo, sin dejar de remover con la ayuda de unas barillas, a la pasta de huevos. Cuando la hayamos incorporado del todo, la volvemos echar al cazo, pasándola por un colador (yo usé un colador de café de manga, de esos de tela) y reservamos.
En otro cazo, ponemos el azúcar, el zumo de limón y el agua, ponemos a fuego fuerte de forma que rompa a hervir y bajamos el fuego para que se vaya creando el almíbar, no dejaremos de remover y seguiremos con ello al fuego hasta que tome un color doradín apetecible, con cuidado de no pasarnos ya que amargaría. Dejamos templar un poco y añadimos a nuestras natillas.
Si tenéis el aparato (que yo lo necesito con extrema urgencia) de esos que sirven para quemar el azúcar, podemos ponerle azúcar por encima y quemarlo, como la crema catalana o el auténtico arroz con leche asturiano. Podemos ponerle una galleta por encima o tal cual, ya que tienen tanto sabor que no necesitan nada más para resultar sabrosas.
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