Emparedados Mamá Olina

Mi abuela paterna, que hoy tendría 113 años, y de la que disfruté casi hasta el día de su muerte en 1998, se llamaba Rosalina. Una mujer tan adelantada a su tiempo que cuando aún no habían llegado los Klínex a España, ella se quejaba de que teníamos que ser como los japoneses, que usaban pañuelos de usar y tirar.

Era una mujer bandera, inteligente, culta... con elegante saber estar y saber hacer y pese a todas sus grandezas, sencilla. De ella me viene el aprovecharlo todo en la cocina, no tiraba nada, todo le valía, y estos ricos emparedados los hacía siempre con el pan duro que guardaba para estos menesteres.

Mamá Olina, como la llamábamos todos, dejó un gran recuerdo en nuestro corazón.

INGREDIENTES

Pan duro

Embutido (yo usé chorizo, pero a ella como más le gustaban era con lomo embuchado)

Leche

1 Huevo

Chorizo común de bocadillo.

Aceite de oliva virgen extra.

PREPARACIÓN

Vertemos la leche en un plato hondo.

Cortamos el pan en rebanadas que iremos metiendo en la leche para que se vayan empapando.

Cuando ya estén mojadas, las ponemos encima de un trapo limpio, las tapamos y ponemos un peso encima, para que suelten todo el líquido sobrante y se aplanen.

Cuando ya estén listas las rebanadas, colocamos las lonchas de chorizo encima y cubrimos con otra rebanada, formando un bocadillo.

Batimos el huevo y bañamos los emparedados en él. 

Cuando el aceite esté bien caliente, freímos los emparedados hasta que estén doraditos.

Yo estas delicias las acompañaría sin duda alguna de... cocacola! Porque simplemente me teletransportan a mi niñez, y así me gusta saborearlas, con ese recuerdo.