Cada vez que hago este cocido me acuerdo de Mamá Olina (mi abuela), le encantaban los callos y ella los hacía de lujo, y ya cuando los juntaba con los garbanzos era casi una comida festiva. ¡Cómo han cambiado los tiemps! ¿Verdad? ¿Quién consideraría a día de hoy un guiso de legumbres un guiso festivo? Mi padre contaba que el día del Carmen en Celorio de Llanes, la comida de fiesta eran los garbanzos, con eso lo digo todo.
Yo ya compro los callos limpios y troceados, cosa que aligera la cocción; sin embargo les doy un agua antes de hacer el guiso en conjunto, cosas mías, de escrupulosa, así me quedo más tranquila. Los compro en Mercadona ya listos y en bandeja.
INGREDIENTES
Un puñado de garbanzos por persona
2 Bandejas de callos limpios
1 Cebolla
1 Tomate grande maduro
1 Puerro
2 Dientes de ajo grandes
1 Pimiento rojo
1 Zanahoria
Pimentón dulce
Pimentón picante
1 Hoja de laurel
PREPARACIÓN
Ponemos a remojo en agua caliente los garbanzos la noche anterior.
Al día siguiente, ponemos a hervir los callos en agua limpia durante dos minutos. Pasado ese tiempo quitamos ese agua y remojamos los callos en agua fría caliente.
Ponemos en una olla todos los ingredientes juntos y cubrimos con agua caliente. Dejamos hervir a fuego medio hasta que los callos estén tiernos.
Pasamos por la batidora las verduras y las volvemos a incorporar al guiso. Cocinamos cuatro minutos más.
Nota: A mí este guiso me gusta más de un día para otro, es como si los sabores y texturas se incorporasen mejor y el plato adquiere otro gusto. Pero perfectamente podemos comerlo el mismo día si no somos capaces de reprimirnos.
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