Junio siempre fue para mí el mejor mes, era el mes en el que se acababan las clases, la rutina, era la época en el que le quitábamos el corset a la vida y la dejábamos libre... regresábamos a Celorio. Muchas veces íbamos mi abuela y yo abriendo camino, nos adelantábamos a toda la familia y nos acomodábamos en la Bolerona las primeras. Abrir aquel portón de hierro y ver las enormes hortensias y fucsias a los lados de la gran corralada era abrir las puertas del paraiso. Al lado de la puerta principal de dos hojas, estaba aquella lila olorosa, grande, que ella había plantado siendo soltera... y la buganvilla morada que trepaba por el corredor.
Entrabas al portal, fresco, de azulejos de barro cocido y tras un breve pasillo llegabas a la cocina, en la que aún podías oler el carbón. A través de ella, salías a la huerta, un inmenso prado lleno de ciruelos y manzanos asturianos, a los que se accedía por una escalera de piedra bordeada de hierbaluisa... si hay un olor en mi infancia es ese, el de la hierbaluisa, y el frescor de la hierba de la huerta. Podría pasarme horas regresando con la mente a aquella época, a aquellos olores, a aquellas tardes de sol y a aquella abuela de la que dicen heredé su carácter y firmeza; pero al igual que las golondrinas que anidaban en el corredor, igual que las de las rimas de Becquer, ya no volverá y solo me queda la dicha de poder recordar una infancia feliz.
Mi abuela era una de esas personas adelantadas a su tiempo, pese a haber nacido en 1.900; bien podría haber pasado por una persona de mi misma época. Valiente, decidida, tenaz, sabia y a la que le ustaban muy poco las complicaciones. de haber nacido en la época del microondas habría sido una fan incondicional de este pequeño electrodoméstico. En su memoria, ya que dentro de poco cumpliría 114 años, hice estas tostas que a ella tanto le gustaban... aunque ella las hiciera en la chapa del horno de leña.
INGREDIENTES
1Kg de tomates
2 cebollas
Pan del día anterior
Queso de fundir
PREPARACIÓN
Cortamos la cebolla en Juliana sin importar que quede desigual, la ponemos en un recipiente apto para el micro y con un chorrete de aceite de oliva la metemos a máxima potencia unos cinco minutos. Mientras tanto iremos cortando los tomates en cubos. Los juntamos con la cebolla pochada, y añadimos tres cucharadas de sirope de arce Maple-Joe. Cocinamos 15 minutos a máxima potencia.
Pasado ese tiempo pasaremos nuestra salsa de tomate por el pasapurés (con la batidora pierde el color rojo y queda anaranjado)
Cortamos rebanadas de pan y las tostamos, ponemos encima el queso, ponemos al grill unos segundos hasta que se funda y a continuación le pondremos la salsa de tomate por encima.
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