Montar en la lancha del Puntal y sacar las piernas por fuera de las barandilla era todo uno, la brisa golpeándonos la cara y revolviéndonos el pelo. El olor del aceite de los motores se mezclaba con el del salitre del mar, con el olor del verano. Las gaviotas chillando nerviosas por encima de nuestras cabezas y a lo lejos la península de dunas y playa del Puntal. Mi abuela con su bolsa de esparto, su sombrilla y la esterilla para tumbarse, mamá y mi tía con el capazo enorme en el que llevaban las toallas y bronceadores de todos nosotros y de ellas; éramos una de esas familias numerosas de antes, cuando el tener cinco hermanos no tenía ningún significado religioso adherido a la cifra.
Nunca hubo forma de que ninguno nos estuviéramos quietos en las toallas, cada cual andaba metido en sus aventuras imaginarias por las arenas y orillas del Puntal... hasta que llegaba la maldita hora de recoger, a las ocho de la tarde llegaba la última lancha. Nunca supimos qué pasaría sino la cogíamos, mamá y los adultos nunca quisieron saberlo.
Al llegar a Santander muchas veces teníamos que saltar entre los vagones del mercancías que llegaba hasta Puerto Chico, y yo, la pequeña, iba en busca de mi padre a la cafetería Austriaca, donde jugaba sus partidas de ajedrez, para ir a comer chocolate con churros. Pero esa vez fue diferente, esa vez no hubo chocolate con churros, esa vez compraron una tarta congelada, nuestra primera tarta de queso; desde aquel entonces han pasado muchas tartas de queso por nuestras vidas, pero el recuerdo de aquella primera es imborrable.
INGREDIENTES
500gr de queso Quark 0% grasas
2 Yogures bio sabor vainilla (el sabor es opcional, mi madre lo hace con yogur natural cremoso)
150gr de azúcar
1 Paquete de hojas de gelatina neutra (cola de pez)
Un chorrete de leche entera
Mermelada del sabor que más nos guste, yo aproveché la de la entrada anterior
150gr de galletas
50gr de mantequilla
PREPARACIÓN
En cada paquete de hojas de gelatina, dependiendo de la marca, vendrán unas 12 hojas, bueno, pues separamos siete y las ponemos a remojar en agua fría para que ablanden.
Molemos las galletas y fundimos la mantequilla en el micro. Cuando tengamos las dos cosas hechas colocamos las galletas molidas en un molde desmontable y mezclamos bien con la mantequilla derretida, nos ayudamos de una cuchara para formar la base. Metemos en la nevera para que endurezca un poco.
Mezclamos los yogures con el queso y el azúcar.
Ponemos el chorrete de leche a hervir, cuando entre en ebullición retiramos del fuego y añadimos la gelatina ya blanda y escurrimos, removemos para que se licúe y lo agregamos a la crema de queso y yogur, batimos bien y lo vertemos encima de la base de galletas. Metemos en la nevera para que vaya cuajando.
Ponemos a ablandar en agua fría otras tres o cuatro hojas de gelatina. Dependerá de lo cuajada que os guste la cobertura, por lo que podéis obviar la gelatina si no os gusta la consistencia de la misma.
Más o menos a la media hora, en un cazo ponemos un par de cucharadas de mermelada y un poco de agua (más o menos el culo de un vaso de los de nocilla) en un cazo, removemos para que se licúe la mermelada y dejamos que hierva, en ese momento retiramos del fuego y añadimos la gelatina ablandada y escurrida, removemos para que se disuelva.
Con la ayuda de una cuchara vamos vertiendo la mermelada encima de la tarta, es mejor a cucharadas porque podría levantar el queso y mezclarlo con la mermelada, tiñendo y dejando un poco menos bonita la presentación.
Te ha quedado hoy más bonita la introducción aún (sin peloteo) es la verdad.
ResponderEliminarMe ha encantado esta tarta y a Nuri más, es que la vuelven loca las tartas de queso. Y la mermelada de kiwi le tiene que ir bien. Estupenda!!!
Un beso