domingo, 29 de junio de 2014

Centolla


¡Ya huele a ramascu! Se oye decir, y se escucha la gaita, alegre por la carretera, el murmullo de alegría, las canciones, aplausos; huele a ramascu porque ya cayó la hoguera, el eucalipto más alto que se pudo encontrar, los mozos la enganchan, las mozas cantan animando. ¡Arriba mozos arriba, arriba con esa hoguera que la vamos a plantar, en este lucido pueblo[...]

Parece que fue ayer cuando mi hermano Paulino trajo a casa las centollas que había pescado, y a la luz de las farolas, con los "Jorges" y las polillas revoloteando camicaces en torno a ellas, los perros acostados a nuestro lado y el campo, el olor de la hierba segada, la sidra en la mesa, a lo lejos, el sonido de la verbena, de la fiesta ya terminando... parece que fue ayer y ya han pasado cerca de veinte años.

La Hoguera en mi pueblo, es una de las tres fiestas más importantes del pueblo y de la Villa entera, ya que compite en grandeza con el pueblo vecino, Balmori... aunque entre vosotros y yo, ni punto de comparación, la de Celorio es la mejor, la más alta y la más pesada, duela a quien duela.
Si quiereis saber en qué consiste, pincha el enlace: Hoguera de Celorio

Como ya huele a ramascu, ya empiezo a pensar en hacer las maletas, en preparar a la cría para los bailes regionales y descansar, y allí no solo huele a ramascu, huele a sidra, a sardinas, a cabrito y a marisco. Huele a vacaciones.
Hoy traigo esta centolla en homenaje a mi pueblo del alma. Celorio de Llanes, Asturias.

INGREDIENTES
1 Centolla por cada dos personas
1/2 Cebolleta por centolla
1 Diente de ajo por centolla
1 Cucharada de tomate rallado por centolla
1 Chorrete de vino blanco por persona.


PREPARACIÓN
Cubrimos de agua fría la centolla y llevamos a ebullición, en cuanto rompa a hervir, contamos 12 minutos y separamos del fuego. La sacamos del agua y la dejamos enfriarse a temperatura ambiente. Esto es así si ella está viva, si está muerta, el agua debe ser hirviendo desde el principio y el tiempo de cocción el mismo.

Quitamos las huevas y las deshilachamos, reservamos en un cuenco. Ahora vamos abriendo la centolla y sacando los corales y la carne de las celdas (desechamos las branquias, no se comen, están llenas de arena) y mezclamos bien con las huevas y los corales. Ahora podríamos sacarle la carne a las patas y mezclarlo también, pero quizás una de las gracias de las centollas es el rechupeteo de las patas. 

Picamos en brunoise la cebolla y la pochamos, a mitad de tiempo añadimos el ajo picadito fino y el tomate, dejamos cocinar hasta que la cebolleta esté tierna del todo. Vertemos el vino y dejamos evaporar el alcohol.

Mezclamos el sofrito con la carne de la centolla y rellenamos de nuevo el caparazón con ello. Mejor lo comemos frío, al menos me gusta más así y acompañamos de una buena sidra natural asturiana. 

Nota: No hay demasiada diferencia entre centolla y centollo, lo único por las huevas y los corales, quizás por eso suele ser más apreciada ella, sin embargo, el macho, suele tener más carne.


1 comentario:

  1. Te ha quedado muy rica la centolla!! Me imagino que sabores tan buenos y tan ricos tendrá esta centolla.
    Me recuerda a vacaciones, ya me queda poco para ir para allá, concretamente la semana que viene estaré por Cantabria, si Dios quiere.
    Un beso Sara.

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